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martes, 30 de septiembre de 2025

Charla con mi yo de 18 años



Ayer cumplí 41. Me voy a reencontrar con mi yo de 18 en 2002. Para mi yo de 18 yo soy el futuro, por ende, no me puede ver ni me puede percibir como tal. La mejor imagen que puede tener de lo que le voy a decir es como si hablara con su padre.

Yo en cambio ya viví todo este gap de tiempo. Mis sentidos y mi cuerpo físico captaron todo eso. Lo que quiero hacer con esta charla es que mis sentidos se trasladen a ese momento con todo lo trascendido de estos 23 años, como si estuviese consciente en un sueño.

Me gusta el desafío. Lo veo factible solamente porque tengo estos cuadernos donde en aquel momento me sentaba dedicadamente todos los días antes de dormir a plasmar el día en oraciones. 

 

Yo de 18: ¿estoy en un sueño?

Yo de 41: no

Yo de 18: ¿cuánto tiempo tengo?

Yo de 41: no hay ningún apuro, esto es creación nuestra. ¿En qué andas? Poneme en contexto.

Yo de 18: ¿te recibiste?

Yo de 41: ¿te cabe alguna duda?

Yo de 18: jaja.

Estoy arrancando la carrera. Viajo 3 o 4 veces por semana a la facu en CABA y trabajo en lo de Renate. Viajo en tren. Deseo fervientemente irme a capital. Quiero separarme un poco de mi familia, vivir en CABA. ¿Vos?

Yo de 41: no hemos cambiado mucho.

Me recibí a los 30. Al tiempo de haberme recibido entendí que había sido un sacrificio muy grande. Tenés mucha energía, disciplina, compromiso, curiosidad. Hoy tengo el mismo deseo que vos, pero de irme de capital.

Yo de 18: ¿adonde?

Yo de 41: al campo, al sur.

Yo de 18: ¿conociste el mundo? ¿Tenés una fábrica?

Yod e 41: ¿esos son tus verdaderos anhelos no, y con la carrera como medio para lograrlo?

Viajé mucho si, y la mayoría de las veces para recorrer fábricas. Tener una fábrica sigue siendo mi anhelo.

Yo de 18: ¿de qué trabajas? ¿Hiciste guita?

Yo de 41: la crisis de 2001 te hizo interesar por la economía. Seguí mucho tiempo con esa inquietud y hoy en día me gusta. No hice guita.

Trabajo en trenes. Ese año que estás viviendo arriba del Sarmiento te marcó fuerte en nuestra biografía. Cuando me vine a vivir a CABA quise no volver a tomarme más un tren ni ir a Mercedes, pero después me di cuenta de que ya había algo adentro mío.

Yo de 18: ¿familia?

Yo de 41: no formé mi familia todavía, ni te quisieras imaginar adonde estoy ahora.

Yo de 18: ¿es de noche?

Yo de 41: si, 1:30

Yo de 18: ni me lo digas.

Yo de 41: ¿qué ves para adelante?

Yo de 18: no puedo dejar de ver estos anhelos.

Yo de 41: contame un poco.

Yo de 18: quiero viajar mucho, conocer el mundo. Quiero tener una fábrica, producir cosas buenas.

Yo de 41: las cosas son un poco más complejas de como las imaginás. Venir a CABA te enseñó a través del esfuerzo que las cosas tienen mayor profundidad, llevan más tiempo de lo que estas acostumbrado. Muchas cosas son el resultado de un proceso de años. Viajar fue eso. Hay que pensarlo, quererlo, planearlo y estar atento para ir haciéndolo. Se acomoda y se da, pero tenes que hacer tu parte.

Yo de 18: ¿con la antroposofía seguís?

Yo de 41: estoy retomando. La dedicación que le estás dando me dio algunas cosas. Después colgué y ahora volviendo.

Yo de 18: ¿el viejo?

Yo de 41: igual. Hoy lo acepto así. Está bien así, no tengo bronca ni nada.

Yo de 18: ¿extrañás algo de mí?

Yo de 41: las horas en la naturaleza y en el taller.

Yo de 18: Pero estas solo todo el tiempo.

Yo de 41: Fue así siempre el camino. Tuve que emprender camino solo, sin una guía o compañía. Los grandes desafíos, incluidos los viajes, los hice solo.

Yo de 18: ¿sigue habiendo algo en común?

Yo de 41: En el día a día un montón de cosas, en un plano mayor el destino. Hoy vos hablás conmigo y si bien no vas a poder cambiar nada ni vas a absorber esto como propio, tenes un momento (este) en el que sabés qué pasó, que de alguna forma esto es lo que sucedió.

Recuerdo en ese momento, pasándola mal en el tren, en la facu, en casa o sintiendo que todo costaba mucho te preguntabas si no le estarías errando al vizcachaso, sino tiene que ser por otro lado.

Hoy también tengo esa pregunta, con más herramientas para responderme, y se que el destino se va a imponer siempre.

Yo de 18: ¿te gustaría hablar con tu yo de 60?

Yo de 41: me da curiosidad un poco, pero no me muero. Tengo pleno convencimiento de que la vida hablará siempre más fuerte.

Yo de 18: ¿y la ansiedad? ¿Ya no sos ansioso?

Yo de 41: quisiera todo ya. Pero con el tiempo aprendí a disfrutar los procesos

Yo de 18: ¿mujeres?

Yo de 41: no muchas, estuve con mujeres que me quisieron mucho pero por uno u otro motivo no hubo química, proyecto común, y nos separábamos. Contame más, ¿qué sentís?

Yo de 18: siento que el mundo no tiene límites, que la gente vive mil años y puede conocer todo. Paso mucho tiempo con amigos

Yo de 41: nos seguimos juntando. Dario, Matías, Ezequiel, Oscar, Nacho y se sumó José.

Yo de 18: ¿el viejo sigue haciendo todo mal?

Yo de 41: tengo una deuda aún pendiente de acercarme a mis padres. Son personas realmente increíbles. Una jarra loca de conciencia, inconciencia y de tomar las riendas a los hechos.

Yo de 18: adonde estás, me dio intriga.

Yo de 41: hoy pasé por el cementerio de la recoleta y fui hasta la tumba donde aquella noche te quedaste a dormir para no viajar hasta Mercedes. Esa mañana te levantaste (a pesar de que cerraste los ojos queriendo morir), trepaste el tapial y bajaste por el árbol. Fuiste a rendir el segundo parcial de análisis I. Te fue mal y recursaste, te angustió mucho eso durante un tiempo.

Yo de 18: zarpado

Yo de 41: Hace poco compré un monoambiente de pozo con 12 cuotas que fueron el 100% de mi sueldo. Dejaste el depto que alquilaste en 2004 y viviste nómade durante 9 meses hasta anoche que te lo entregaron.

En ese nomadismo hubo de todo, pero nada comparable con dormir arriba de un féretro como aquella noche.

Yo de 18: ¡salud!

Yo de 41: larga vida a la aventura.


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