Para celebrar el fin de año me fui al castillo abandonado de San Francisco con los loquitos de la maceta: JN y sus siempre sabios consejos, Riongo y sus alegres payasadas y Joey Passero con su música estridente.
El castillo es una mansión que se
terminó de construir en 1930 y nunca tuvo mucha ocupación humana. Funcionó para
lo que la habían construido poco tiempo y después dio asilo a los niños sin
hogar otro breve período. Los finales, en cada caso, están repletos de
historias trágicas, con suculentos banquetes abandonados sobre la mesa o niños
endemoniados matando a golpes a sus cuidadores.